lunes, 1 de mayo de 2017

Las "tribus de las montañas" del norte de Tailandia


hombre akha en el norte de Chiang Rai, Tailandia, cerca de la frontera con Birmania

El norte de Tailandia, un área montañosa donde se conservan grandes extensiones de jungla, alberga a varias minorías étnicas con cultura, creencias, tradiciones y lengua propias, las conocidas popularmente como "hilltribes" o "tribus de las montañas". Concentradas sobre todo en las provincias de Chiang Mai, Mae Hong Son y Chiang Rai, entraron en lo que hoy es Tailandia en diferentes oleadas desde el siglo XVIII, pero sobre todo a finales del XIX y principios del XX. Originarias del sur de la China, los Akha, Lahu, Lisu y Karen entraron a través de Birmania, y los Hmong y los Yao a través de Laos. Éstos son los seis grupos principales, siendo los Karen la etnia más numerosa, debido sobre todo a que se establecieron antes en Tailandia al tener que huir de Birmania desde hace tiempo por la represión sufrida allí. Hay quien distingue también como grupo étnico diferenciado a los Padong, cuyas mujeres son conocidas como "mujeres jirafa", pero en realidad son un subgrupo de los Karen. En total se calcula que en el Norte de Tailandia conviven unas 750.000 personas que pertenecen a minorías étnicas, pero el censo real es difícil de conocer ya que muchas no están registradas.

 
poblado akha en Tailandia y poblado akha en Laos

Antes de entrar en el detalle de las características de cada una de las tribus de las montañas, conviene pararse a comentar importantes aspectos comunes a todas ellas que, con frecuencia, están en el origen de ciertos prejuicios culturales, por parte de la sociedad tailandesa e internacional, que dificultan una integración que no sea solo asimilación sino que respete su diversidad cultural.
Primero hay que entender que las hilltribes crean su identidad a partir de su cultura, sus creencias, tradiciones y lengua, pero no a partir del territorio donde viven, que es discontinuo, compartido con otras etnias y cambiante. Se dice, por ejemplo, que para estas poblaciones el río Mekong que separa Laos de Tailandia o las montañas que comparten Birmania y Tailandia, son corredores naturales de desplazamientos y nuevos emplazamientos más que fronteras naturales. La porosidad de la selva entre Birmania y Tailandia y su continuidad geográfica hace que estas poblaciones semi nómadas echen nuevas raíces en el valle de enfrente sin ser conscientes -o sin que para ellos sea algo demasiado importante- de que han cruzado una frontera. 

agricultura de tala y quema

Otro aspecto importante es que tradicionalmente han practicado una agricultura de tala y quema, es decir, cortan árboles y queman el bajo bosque para fertilizar la tierra, la cultivan durante unos años y después se  mueven a otra zona que vuelven a cortar y quemar. Esta práctica ancestral es vista desde muchas instancias como la principal causa de deforestación de las montañas del norte y cada vez es más prohibida y controlada por las autoridades. Sin embargo diferentes estudios académicos muestran que, bajo condiciones demográficas estables que permitan la regeneración del bosque quemado, esta práctica resulta ecológicamente sostenible, y, de hecho, otras zonas de Tailandia como Isán, donde se ha practicado la agricultura extensiva con agroquímicos, han sido deforestadas casi en su totalidad desde hace tiempo. Hablando con amigos Akha sobre este problema, me han explicado que, por ejemplo, cortan los árboles a una altura que les permite crecer de nuevo relativamente pronto, o que hay determinadas zonas de bosque para ellos sagradas que no pueden cortar y que, curiosamente, coinciden con las zonas susceptibles de ser inundadas en la época de lluvias si fueran taladas. El problema de este método tradicional de agricultura surge cuando se intensifica la presión demográfica. En esta región agricultores tailandeses o empresas madereras, con la complicidad de las autoridades, ocupan cada vez más terreno montañoso practicando métodos agrícolas modernos y talando árboles, reduciendo así la extensión de bosque utilizable por las minorías étnicas.

    
 chamana akha y ofrendas budistas en el mismo poblado

Otra característica a tener en cuenta son los sistemas de creencias. Las hilltribes, aunque cada una tiene sus peculiaridades, comparten tradicionalmente el animismo -la creencia en espíritus de la naturaleza-, el culto a los ancestros y a sus espíritus y los rituales con sacrificios animales. Este tipo de creencias es considerado primitivo por la religión oficial budista, aunque tolerado. Sin embargo los misioneros cristianos, sobre todo evangelistas norteamericanos, ven signos diabólicos en muchos rituales y han desplegado un especial afán en convertir a estas poblaciones al cristianismo, consiguiéndolo en una gran parte. Se calcula que más de la mitad de estos pueblos son ahora cristianos. Lo conflictivo respecto a este cambio de creencias es ver pueblos divididos en dos, los convertidos y los que resisten, o el chantaje que se utiliza mediante la inversión de grandes cantidades de dinero en una escuela, por ejemplo, a cambio de que se conviertan, o peor aún, según algunos líderes resistentes, ver cómo toda la sabiduría acumulada para sobrevivir en estrecho contacto con la naturaleza, de una forma sostenible, con el conocimiento de infinidad de remedios naturales para todo tipo de enfermedades, se pierde al cambiar el sistema de creencias.


el consumo de opio es tolerado en personas mayores y casos aislados

Por último hay que mencionar el cultivo del opio, tradicionalmente la cosecha que les permitía comerciar e intercambiar otros productos, sobre todo con comerciantes chinos. Desde 1959 está prohibido en Tailandia, aunque es tolerado su consumo y cultivo individual por personas mayores y en ocasiones ceremoniales. Como alternativa se introdujeron los cultivos de té y café que al menos amortiguaron las pérdidas. Pero lo que ha sobrevivido en el imaginario de la cultura dominante tailandesa es el prejuicio de asociar las hilltribes con el consumo de droga y su tráfico.

familia akha construyendo una nueva casa tras ser expulsados de las tierras donde habían vivido varios años

En definitiva, la mezcla entre las peculiaridades geográficas y el nomadismo, junto con los prejuicios por los sistemas tradicionales de cultivo y de creencias, contribuyen a que la integración de estas minorías en Tailandia sea problemática. Se les considera extranjeros o, en el mejor de los casos, tailandeses de segunda a los que hay que asimilar y adoctrinar en la cultura dominante. Y si bien es cierto que estrictamente han entrado en Tailandia desde Birmania y Laos, también lo es que son los indígenas de esa vasta área conocida con el nombre de Gran Mekong, y que incluye las extensas cadenas montañosas del norte de Tailandia, noroeste de Laos, este de Birmania y sur de la China. En la actualidad, por ejemplo, se calcula que casi la mitad de la población de estos grupos étnicos no tienen la nacionalidad tailandesa reconocida, dificultando por tanto su acceso al mercado laboral, a la movilidad, a las ayudas a la educación pública o a la compra y venta de tierras. Muchas veces son echados de las tierras que han estado cultivando durante años sin ninguna contrapartida, o son detenidos en un control policial teniendo que pasar unos días en la cárcel.
Por estas razones buscan el apoyo de asociaciones y personas que, por un lado, valoren su cultura ancestral y su sabiduría natural y, por otro, contribuyan a dinamizar sus hábitats con alternativas económicas que les permitan sobrevivir a su aculturación creciente. Subiendo su autoestima y su nivel de vida es posible que la cultura dominante tailandesa y sus autoridades empiecen a verlos con otros ojos y les doten de derechos equiparables a los del resto de la población con la que conviven, tomándose más en serio su regularización como ciudadanos tailandeses.

KAREN

mujer karen tejiendo con métodos tradicionales

Son la minoría étnica más numerosa de Tailandia, unas 350.000 personas. Han vivido en Birmania desde hace siglos pero desde el siglo XVIII empezaron a entrar en Tailandia, huyendo del conflicto con el gobierno militar birmano. Se han extendido no solo por el norte sino también por toda la frontera occidental con Birmania llegando a formar núcleos hasta Kanchanaburi, al oeste de Bangkok. Son la hilltribe que vive a más baja altitud y muy frecuentemente en los valles.

karen al cuidado de elefantes

Su economía se basa en el cultivo del arroz en terrazas, frutas y vegetales, crían pollos, cerdos y búfalos, son cazadores y tradicionalmente también han domesticado y utilizado elefantes para transportar troncos en la jungla. La mayoría de campamentos de elefantes en el norte y oeste de Tailandia son gestionados por los Karen.
Como las demás hilltribes, son animistas. Creen en el Señor de la Tierra y el Agua, que interviene en todos los fenómenos naturales. Sin embargo desde el siglo XX la mayoría de los Karen han sido  convertidos al cristianismo, aunque conservan sus rituales de sacrificio para aplacar a los espíritus y asegurar su protección. Junto con los Lahu son la única etnia matrilineal -la descendencia se define por línea materna y los esposos se van a vivir a casa de la mujer-. La mujer tiene un papel social importante siendo la de mayor edad de un poblado quien dirige muchos rituales.

mujer padong

Los Padong, con sus conocidas “mujeres jirafa” o de “cuello largo”, son un subgrupo de los Karen. Empezaron a entrar en Tailandia en los años 80 del pasado siglo y actualmente hay unos 500 en cinco poblaciones, concentradas en la provincia de Mae Hong Son. En Birmania son unos 30.000. Cuando una niña cumple 5 años se le ponen los cinco primeros aros en el cuello y a partir de entonces se añadirá un aro cada año. Contrariamente a lo que se cree, se pueden quitar los aros cuando lo requieren y no les pasa nada, ya que la atrofia muscular es leve. En las últimas décadas se han convertido en una atracción turística, a menudo demasiado invasiva, y con frecuencia se ponen los aros cuando vienen los turistas.


HMONG

niños hmong

Son unas 160.000 personas en Tailandia. Se distinguen varios grupos como los Hmong blancos, los verdes o los negros. Han estado viviendo en China desde hace 3.000 años. A partir de 1850 empezaron a migrar a Laos al entrar en guerra con los chinos y en 1880 en Tailandia. Hubo una gran migración al norte de Tailandia en 1975 cuando ganó el partido comunista de Laos, contra el que habían luchado. Muchos migraron también a USA.
Su economía es como la de las demás hilltribes, basada en el cultivo del arroz, vegetales y frutas y en la cría de pollos y cerdos. Tradicionalmente habían cultivado opio también hasta que se prohibió en Tailandia. Sus poblados suelen estar cerca de las cumbres, entre 1000 y 1500 metros, a más altura que los de otras etnias.

mujeres hmong del grupo negro

También son animistas y creen en varios espíritus del interior de la casa, el de la puerta, el del dormitorio o el del hogar. Como muchas otras etnias, cada poblado tiene un chamán, hombre o mujer, que entra en trance para comunicarse con los espíritus cuando ha de curar a alguna persona. Creen que cada persona tiene tres almas que se separan en la muerte, una va al paraíso, otra se queda en la tumba y la tercera se reencarna. Se acepta la poligamia. Si la primera esposa da su consentimiento y el hombre tiene recursos suficientes, puede tener una segunda e incluso una tercera esposa.


LAHU
                                                                                                                       
Son unas 105.000 personas en Tailandia, divididas en 5 grandes grupos con sus respectivos dialectos. En todo el sudeste asiático son unos 750.000, sobre todo en Birmania y Yunnan, sur de la China, de donde son originarios. Empezaron a entrar en Tailandia a finales del siglo XIX.



mujeres lahu



cerdos en semi libertad en un poblado lahu

Como las demás etnias, cultivan el arroz de montaña, una variedad seca, y también cultivaban opio que ahora han sustituido por frutas con las que consiguen comerciar. También crían cerdos y pollos, cazan pequeños mamíferos y recolectan plantas en la selva.

hombres lahu cocinando

Como los Karen, es una sociedad matrilineal y con fuertes rasgos matriarcales. Los hombres realizan la mayor parte del trabajo en el campo o la selva, así como varias tareas domésticas, mientras que las mujeres se concentran en el cuidado de los hijos. No tienen nombre familiar y sus relaciones se basan en la cooperación y la amistad.

chili secándose al sol en poblado lahu

Creen en una pareja de dioses creadores, Geusha y A Ema. También son animistas y realizan ofrendas al espíritu de la casa para que les proteja. Creen que los espíritus de la naturaleza pueden poseer a una persona y enfermarla. Entonces se necesita al chamán que practicará un exorcismo. Aunque una gran parte se ha convertido al cristianismo, todavía realizan ceremonias animistas. El año nuevo, hacia finales del mes de enero, es la celebración más importante, realizan varios sacrificios de animales, predicen el futuro del pueblo y tocan sus instrumentos tradicionales y bailan, durante varios días.

AKHA


mujer akha con su nieto

En Tailandia se calcula que son unos 70.000. También hay diferentes subgrupos, siendo tres los principales: Loimi, Ulo y Pami. Hay también importantes comunidades en el norte de Laos, Birmania, Norte de Vietnam y sobre todo en Yunnan, China, donde se les conoce como Hani, y de donde son originarios. En el siglo XIX empiezan a emigrar a Birmania, donde todavía hay 320.000 personas, y a principios del XX entran en Tailandia estableciéndose sobre todo en la provincia de Chiang Rai.


joven akha recolectando café

Su economía se basa, al igual que el resto de etnias, en el cultivo de arroz de montaña, vegetales, frutas y cría de cerdos, pollos y búfalos de agua. Abandonaron también el cultivo de opio sustituyéndolo por café y té.

puerta sagrada akha 


columpio o swing ceremonial a la entrada de un poblado akha

Cuando alguien muere su espíritu viaja al mundo de los ancestros. Durante la ceremonia un familiar, generalmente el hijo, recita los nombres de sus ancestros, hasta 60 generaciones anteriores, lo que da idea de su milenaria cultura, conservada hasta nuestros días. También son animistas y creen en la diosa Apu Miyeh como creadora de toda la humanidad y de las diversas culturas. Una aldea akha se puede identificar porque tiene una puerta sagrada, construida con los troncos de 3 árboles y que se renueva cada año. La puerta separa el mundo de los espíritus del de los humanos y, para que quede claro, junto a la puerta esculpen dos figuras de madera, hombre y mujer, con los genitales exagerados. Otro elemento característico es un gran columpio, construido cada año con tres piezas de madera, con el que se columpian durante un festival que se celebra antes de la recolección del arroz. Algunas figuras importantes del mundo Akha son el sacerdote que se encarga de los rituales, el herrero, el jefe del pueblo y la chamana, generalmente una mujer, que intenta curar a los enfermos mediante hierbas y viajes al mundo de los espíritus. Sin embargo en la actualidad muchos Akha se han convertido al cristianismo.


jóvenes akha participando en una ceremonia

El traje tradicional de las mujeres es muy peculiar y distintivo. Se compone de chaqueta de manga larga, blusa, falda hasta la rodilla y leggings de colores llamativos. Llevan también un sombrero muy ornamentado con piezas de metal, conchas y plumas, que tiene una forma distinta según el subgrupo Akha.

YAO


        hombre yao

Son unos 45.000 en Tailandia. También son llamados Mien o Iu Mien. Originarios del sur de China empezaron a migrar a Laos en el siglo XIX huyendo de la represión del gobierno chino. A principios del XX entraron en Tailandia desde Laos estableciéndose primero en las provincias de Nan y Phayao.



mujer yao tejiendo

La economía es la común a las otras hilltribes: arroz, maíz dulce, vegetales y cría de pollos y cerdos.

mujer yao con su nieto

Los Yao se creen descendientes de un héroe o dios, Pien Hung, que llegó a través del océano. Hacen ofrendas a los espíritus de los ríos, árboles y la tierra, responsables de enfermedades y cosechas reducidas. También rinden honores a los ancestros mediante rituales dirigidos por el sacerdote. Otra figura importante es el chamán, responsable de las ceremonias de curación, y el jefe de la aldea, que preside el consejo de ancianos.

LISU

mujeres lisu con los trajes tradicionales

Son unos 38.000 en Tailandia. Se cree que proceden originalmente del noroeste de Yunnan, China y del Este del Tibet. Se establecieron primero en los estados Shan de Birmania y entraron en Tailandia a finales del siglo XIX.

cultivo de arroz de montaña en terrazas

Su economía es similar a la de las otras hilltribes, a base del cultivo del arroz, vegetales, cría de pollos y cerdos y caza de pequeños mamíferos. Se dividen en 12 clanes y el matrimonio entre miembros del mismo clan está prohibido. Los hombres cortejan a la mujer recitando poemas y cuando deciden emparejarse el hombre “rapta” a la mujer, con su consentimiento, y envía un emisario a su padre para negociar la cuantía de la dote.

joven lisu

Son animistas y rinden culto a los ancestros. Creen en un dios de dioses, Wu Sa, quien determina el día de la muerte de cada persona enviándole una carta. También tienen la figura del sacerdote, que dirige los sacrificios de animales ante el altar de los espíritus del pueblo, y la del chamán, quien entra en trance para comunicarse con los ancestros intercediendo por alguien enfermo. También tienen un jefe del pueblo que arbitra en las disputas.

casa lisu construida en altura sobre postes de madera
                                                     
Construyen casas de dos tipos, elevadas del suelo mediante palos de madera en las altitudes más bajas, y directamente en el suelo para mantenerlas más calientes, en altitudes más altas.

Epílogo

Toda esta diversidad cultural está en peligro de extinción en Tailandia. Debido a diversos factores como la globalización y la uniformización que lleva aparejada, la migración de la juventud a las ciudades en busca de un mayor nivel de vida, la falta de derechos asociados a una situación jurídica de desprotección, los prejuicios culturales que generan una baja autoestima, las presiones demográficas, las campañas de conversión al cristianismo o las políticas de asimilación practicadas por las autoridades, las minorías étnicas del norte de Tailandia abandonan progresivamente sus culturas genuinas y la sabiduría ancestral inherente a ellas. Esto supone una pérdida importante no solo para estas sociedades sino para toda la humanidad.