martes, 17 de noviembre de 2009

Autorretrato



Los claroscuros son una constante en mi existencia. Aprendí a tomar en consideración la parte oscura de la vida, y no sólo la luminosa, durante mi tierna juventud. Con el tiempo comprobé que el claroscuro en el fondo es intrínseco a la autopercepción humana.




Necesitamos luz para ver, pero toda luz genera su sombra cuando nos interponemos delante. Y cuanto más intensa es la luz, mayor es la sombra a nuestras espaldas. Darse cuenta de la propia sombra, darle espacio, interrogarla, es una forma de airearla, de aliviarla. Si vamos sólo hacia la luz corremos el riesgo de cegarnos.



Otra lectura de lo mismo, también una constante en mi vida, ha sido la búsqueda del conocimiento, pero de un conocimiento que se sabe hermano de la “manía”, de la locura en el sentido griego, de la paradoja y lo contradictorio, del misterio de lo irracional.



Este cuadro de Durero, “La melancolía”, refleja en mi opinión este “malestar de la cultura”, parafraseando a Freud, en que consiste una civilización que ha dejado atrás el vitalismo de los dioses más emocionales. El conocimiento en clave occidental, como la luz, agranda las lagunas del saber primordial y produce la añoranza por aquel pasado de comunión con la naturaleza en el que todo se comprendía sin explicación alguna.



Pasa lo mismo con la observación, otra de esas cualidades paradójicas que me he dedicado a cultivar. Puedes mirar lo pequeño hasta dar con la más fundamental de las partículas, pero entonces tu propio mirar interferirá con su objeto sin poder llegar a delimitarlo como tal. Puedes así mismo mirar hacia lo más grande y lejano y llegar casi hasta el segundo primordial posterior al Big Bang, pero entonces Todo es Uno y nada se distingue. A veces conviene cerrar un poco los ojos, tal como hacemos cuando algo nos deslumbra, para así nublar la vista y poder ver entre líneas.


4 comentarios:

Luchida dijo...

Me quedo con la frase final "A veces conviene cerrar un poco los ojos, tal como hacemos cuando algo nos deslumbra, para así nublar la vista y poder ver entre líneas". Creo que es algo realmente necesario hoy en día ya que vivimos a toda velocidad olvidando las pequeñas cosas de lo cotidiano y siempre mirando hacia el futuro sin darnos cuenta de que lo realmente importante es el presente.

Ayer empecé el máster y bueno... En la primera clase éramos 4 y en la segunda 3... Te cuento un poco de qué va a ver qué te parece.
La primera era Iniciación a la Investigación en Téoría de la Literatura y Literatura Comparada. El profesor está haciendo el doctorado sobre La Antártida y las expediciones que allí se hacen respecto a una variedad de pingüinos que no recuerdo. Y su asignatura consiste en leer un cuento sobre la Antártida "El Sur" de Úrsula K. Leguin (no te aseguro que se escriba así porque lo copié "como sonaba") y un extracto de la novela "Antártida" de K.Staley Robinson. Una vez leídas estas cosas habrá que leerse una parte teórica que nos ayudará a comprender mejor estos textos. Y después habrá que hacer un trabajo de explicación de estos textos y ponerlos también en común con un ensayo que el profesor está pendiente de publicar. La verdad que no me habría imaginado jamás algo así. Me pareció muy original vamos... Habrá que ver qué tal son los textos.
La otra asignatura fue "Iniciación a la Investigación en Filología Hispánica y Lingüistoca general". De esta salí muerta de miedo porque este hombre no se ha dado cuenta de que el máster es abierto a gente de todas las titulaciones y él ha cogido y ha dado por sentado que sabemos fonética, fonología y demás. El trabajo práctico será hacer una entrevista a alguna persona y mediante una encuesta elaborar un trabajo en el que se analice la variación diatópica del lenguaje de esa persona. Y para ello pues habrá que utilizar una bilbiografía que ya dará y también hacer una transcripción fonética (cosa de la cual no tengo ni idea pues la poca fonética que sé es francesa y no parece tener mucho que ver con la española).
Así que bueno, a ver qué tal se desarrolla el resto... Ah, y ¿sabes qué? Mis compañeros (a parte de ser todos varios años mayores que yo), están muy bien formados... Hay varios que están ya con el doctorado y otro que tiene Clásicas e Hispánicas y hasta uno hay que tiene publicado un libro en inglés y ha trabajado en la Universidad de Limerick. Vamos, que de entrada imponen bastante estos compañeros. Espero que los profesores tengan en cuenta de dónde venimos cada uno. (El de la Antártida sí que l tiene claro porque de eso seguro que ninguno sabemos nada).
Siento haberme alargado tanto pero necesitaba comentarlo con alguien. Gracias por leerme!
Un abrazo.

Xavi dijo...

La verdad es que visto así, desde fuera, este Master abruma. Pero en mi opinión, si los textos son buenos y los profes enseñan con pasión, puedes disfrutarlo mucho. Lo de la Antártida parece interesante, realmente original. Lástima que la asignatura no incluya un viajecito allí para conocer sobre el terreno de lo que hablan los textos.
Pues nada, ánimo con tus estudios y un fuerte abrazo !

Luchida dijo...

Pues.. puede que no incluya viaje a la Antártida pero... ¿quién sabe si podría ser posible algún día ir? ¡nunca se sabe! Gracias por los ánimos.

Anónimo dijo...

Me ha gustado la descripción de tu autorretrato, pues al igual que tú opino que es ta necesaria la luz como la sombra para crecer, años me ha costado aprender esto, pero ahora ya disfruto de la belleza de la sombra.