lunes, 9 de julio de 2018

La cueva de la princesa durmiente


Mientras está en marcha todavía el dispositivo de rescate de los 12 niños tailandeses y su monitor, atrapados en el interior de la cueva Tham Luang Nang Noon cercana a Mae Sai, en la provincia de Chiang Rai, resulta instructivo, para una comprensión más fina de la cultura tailandesa, acercarse a lo que nos dice el mito asociado a esta cueva.



La cueva está formada en el interior de la cadena montañosa denominada Doi Nang Noon. "Nang Noon" significa en tailandés la "mujer durmiente" y el nombre se deriva del parecido que desde una cierta distancia tiene la silueta de la cadena montañosa con el cuerpo de una mujer yaciente, dormida. Este parecido dio pie a una leyenda, cuyo origen se pierde en el tiempo, que cuenta que una bella princesa se enamoró de un mozo de cuadras y, tras quedar embarazada y, ante el fundado temor de que su relación no fuera aceptada, la pareja huyó a refugiarse en esas montañas. Un aciago día, cuando el muchacho estaba buscando sustento para la pareja, fue apresado y asesinado por la guardia del padre de la chica, un poderoso local. La mujer esperó durante varios días a su amado y al convencerse de que algo grave le había pasado, se suicidó. Dice la leyenda que su sangre derramada fluyó en el interior de la montaña con tanta fuerza que formó la cueva que lleva su nombre. Y cada año, con las nuevas lluvias, la cueva se inunda de agua/sangre para recordar la tragedia.


Lo interesante de la leyenda en lo que respecta a la cultura tailandesa es que la mayoría de la población cree en ella. El budismo tailandés es espiritista, cree en los espíritus de la gente que ha muerto, y en cierto grado es también animista, cree en los espíritus de la naturaleza, que las montañas, lagos, ríos y mares, incluso las casas o ciudades, todas ellas están animadas y que ciertas entidades espirituales son sus guardianes, a los que se les ha de rendir tributo para que guarden la paz.

Por alguna razón, el espíritu de la mujer durmiente que custodia la cueva y las montañas que llevan su nombre, ha secuestrado al grupo de niños y a su monitor, y lo que cabe hacer ahora es realizarle ofrendas, a la imagen de escayola que simboliza su persona, para implorarle que les deje salir sanos y salvos. Quizás la nostálgica princesa tan solo quería jugar con estos niños para salvar el vacío de aquel que llevaba en las entrañas y que nunca llegó a dar a luz. Quizás estaba enfadada porque el grupo se adentró demasiado sin ofrecer los debidos respetos a la guardiana de aquellos lares. De manera infructuosa se buscó un "agujero natural" en la montaña/cuerpo para salvar a los pequeños, convencidos de su existencia por la analogía que proporcionaba el mito. Pero no había tiempo que perder. El agua de lluvia/sangre, menstrual, abortada, amenazaba con volver a inundar la cueva, ahora ya hasta arriba de todo, cubriendo con un abrazo mortal los cuerpos de los niños, exhaustos, sin casi ya aliento.

Cuando todavía quedan por rescatar 8 niños y su entrenador, deseo que esta historia acabe bien y que la bella mujer durmiente busque consuelo en las risas de los niños cuando vuelvan a reunirse con sus familias.


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