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A principios de la década del 2000 participé en el
nacimiento de un movimiento político en Barcelona, al que denominamos
“Motivados”, mediante el cual nos presentamos a elecciones municipales y
autonómicas, junto con un partido hermano llamado “Espiral”, en una coalición
que bautizamos “Otra Democracia Es Posible”.
Uno de nuestros lemas, además de los de “democracia en
espiral” o “revolución divertida”, era una cita de Nietzsche de su libro
“Genealogía de la moral”:
“El gran juego de la
historia está en quién se apoderará de las reglas, quién tomará el lugar de los
que las utilizan, quién se disfrazará para pervertirlas, para utilizarlas en
sentido contrario y volverlas contra los que las habían impuesto, quién,
introduciéndose en el complejo aparato, lo hará funcionar de tal modo que los
dominadores se encontrarán dominados por sus propias reglas”.
Como estas palabras sugieren, nos presentamos a las
elecciones de la democracia representativa con el ánimo de cambiar el sistema y
llevarlo hacia una democracia real, más directa y participativa, aprovechando
las mismas reglas del sistema. No queríamos ser un partido al uso, nos
considerábamos unos infiltrados. Por eso quisimos desde el principio reproducir
en nuestra propia organización y presentación de listas, aquella democracia a
la que aspirábamos: rotación de cargos, asambleas abiertas a todos, listas por
sorteo y abiertas.
Este movimiento fue una iniciativa más de los muchos
movimientos sociales que surgieron en aquella época en respuesta a asuntos graves
como la Guerra de Irak en la que nos estaba metiendo el señor Aznar o la Deuda
Externa que ahogaba la economía de varios países del Sur.
Viñeta de la revista El Jueves del año 2003 |
Pero a pesar de ser el fruto de la efervescencia social del
momento, tuvimos que luchar contra la incomprensión de muchos activistas que
huían como de la peste ante la sola mención de que legalmente éramos un partido
político. Costaba mucho explicar y hacer entender el método de la cita nietzscheana
que estábamos utilizando.
El tiempo ha demostrado que fuimos unos pioneros. Hoy, más
de 10 años después, ha tenido que estallar el descontento ante la política
tradicional, ejemplificado en el movimiento 15-M, para que por fin se vea esta
iniciativa de infiltración como uno de los posibles caminos para cambiar las
cosas. Iniciativas como Podemos, Procés Constituent, les CUP, Guanyem
Barcelona, los Piratas o el Partido X, por poner algunos ejemplos que conozco,
van en la misma dirección que intentamos los Motivados.
La diferencia está en que ahora el clima es más propicio. Aunque
los partidos políticos siguen provocando el mismo rechazo, se ha abierto una
distinción entre los viejos partidos y los nuevos. El reto está en cómo
establecemos los mecanismos para que las nuevas organizaciones no envejezcan
con el paso del tiempo y acaben convirtiéndose en más de lo mismo. El reto está
en encontrar el modo de hacer funcionar el complejo aparato de tal modo que
“los dominadores se encuentren dominados por sus propias reglas”. Este proceso
no puede basarse sólo en determinadas personas, este proceso tiene que culminar
en un cambio de reglas, es decir, en una revolución, un proceso tranquilo y
pacífico, pero revolucionario al fin y al cabo. Pero que no sea otra rebelión
en la granja orwelliana. ¡Muchos ánimos!
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