lunes, 1 de diciembre de 2008

Bolonia: ¿estudias o trabajas?



Esta mañana me acerqué al edificio central de la Universidad de Barcelona, ocupado por decenas de estudiantes que exigen reabrir el debate sobre el “plan de Bolonia”, una directiva europea que pretende crear un espacio común europeo de estudios superiores. Había estado leyendo en la prensa diferentes opiniones sobre lo que pretenden unos y lo que reclaman otros y los argumentos eran tan confusos que he preferido sacar mis propias conclusiones, que aquí expongo.

A la entrada del edificio un joven del puesto de información de los ocupantes me informa sobre las reivindicaciones estudiantiles, que son tan simples y tan cargadas de sentido común como que se retire el expediente abierto a unos compañeros, que se debata pública y abiertamente sobre el proceso y que se realice un referéndum vinculante sobra la parada del proceso hasta que no se consensúe un acuerdo. En definitiva, más democracia y empezar desde cero con la participación de todos los afectados. ¿Algo que objetar?

Una vez dentro, cientos de carteles y pancartas cuelgan de las columnas del vestíbulo. Existe información oficial consultable, tal como los decretos ley del estado español y la declaración de Bolonia, y otros documentos con manifiestos de profesores en contra. Primera conclusión: los estudiantes están bien informados y saben de lo que hablan. Subo las escaleras hacia el primer piso y empiezan a asomar los primeros colchones improvisados. Una funcionaria, sentada en una mesa desangelada rodeada de sacos de dormir, busca mi complicidad –caray, por lo visto ya no tengo edad de estudiante- y me insinúa que está un poco hartita de la ocupación. Son más de las diez de la mañana y algunos cuerpos se desperezan con dificultad. Imagino una asamblea nocturna hasta bien entrada la noche. En un rincón una pareja sirve café con leche y pastas caseras. Al otro lado del patio central un grupo realiza ejercicios de yoga, mientras en los pasillos otro grupo confecciona nuevas pancartas. Segunda conclusión: la universidad me parece ahora llena de vida y la experiencia anidará en los participantes. Me doy un paseo hasta las facultades de Filosofía e Historia, en otro edificio del Raval, pero allí la actividad no muestra ningún signo de alteración. ¿Dónde ha quedado ese espíritu combativo de mi época de estudiante de filosofía, cuando ocupamos un edificio del Consejo de Universidades de la Generalitat acompañados del profesor López Petit, ilustre contestatario, para protestar por la marginación de la Filosofía en la enseñanza secundaria? En fin, regreso a casa y me dispongo a leer los documentos recopilados.

Tercera, cuarta y sucesivas conclusiones

Bolonia es una caja que se ha abierto por un motivo aparentemente loable –homologar títulos de distintas universidades europeas para facilitar la movilidad- pero que se ha aprovechado para colar otros muy distintos. Entre ellos están:

La creación de un nuevo mecanismo burocrático de aprobación o rechazo de titulaciones y de los créditos de las mismas. Es decir, se confecciona toda una nueva lista de titulaciones que irán sustituyendo a las anteriores. Se eliminarán las que no convengan, básicamente las que no tengan una salida clara en el mercado laboral. Además, mientras los grados son de tres años en la mayor parte de Europa, en nuestro país son de cuatro –curiosa homologación-.

Se busca la “empleabilidad” (real decreto 1125/2003) de los titulados en el diseño de los grados y masteres, mediante, por ejemplo, la introducción de “prácticas externas”, eufemismo de prácticas en empresas.

Los grados darán una formación muy general mientras en los masteres será más específica. Es decir, lo que antes cubría una licenciatura con precios públicos, ahora se cubrirá con grado y master, éstos últimos con precios mucho mayores. Para paliar este dispendio se pretende implantar el préstamo personal para financiar las matrículas. Por lo visto antes de hipotecarse conviene tener una primera experiencia deudora con los bancos.

Los créditos en los que se divide una titulación incluirán tanto horas lectivas como prácticas y trabajos personales fuera del centro. Se hace más difícil de esta forma compaginar trabajo y estudio.

En el caso concreto de las universidades catalanas los planes de estudio serán propuestos por el Consejo Social, un ente creado en cada universidad por una ley de la Generalitat como “órgano de participación de la sociedad en la universidad” en cuya composición, de quince miembros, sólo hay un representante de los estudiantes, mientras que nueve lo son del Gobierno catalán, Parlamento, empresas y sindicatos.

En definitiva, parece que el criterio seguido en todas las reformas, bajo el paraguas de Bolonia, es el que concibe la formación superior únicamente como formación para el trabajo. ¿Estudias o trabajas? Aquella pregunta retórica y ridícula que hace veinte años se utilizaba para aproximarse a la persona deseada se habrá vuelto definitivamente anacrónica: ¡Vaya pregunta, estudio para trabajar! Y todo ello se habrá fraguado a espaldas de los primeros interesados, los estudiantes, que han sido apartados del debate antes de que comenzase.

Malos tiempos para la lírica, malos tiempos para la crítica. Las humanidades al paredón. El trabajo os hará libres.


4 comentarios:

Luchida dijo...

Uy, Plan Bolonia... Esto me interesa...
"Los estudiantes saben de lo que hablan": quizás en Barcelona sí, en Almería, lo dudo... Me avasallaron con supuestas propuestas del plan Bolonia que no tenían mucho sentido (ya me había informado antes a través de algunas universidades y de algunas cosas que saqué de la página del ministerio).
La adaptación que han hecho en España suponiendo imitar a Europa es efecivamente, surrealista. Conozco de cerca el sistema francés y la verdad que tiene poco que ver con lo que pretenden implantar aquí (lo de los tres años, lo de los préstamos, y lo de "valoro las horas que eches en tu casa" son algunos ejemplos de ello).
El nuevo crédito me parece una cosa de lo más absurda porque quisiera que me contaran cómo piensan los profesores saber las horas que yo empleo en mi casa para hacer un trabajo. Si alguien echa diez horas y yo veinte... ¿tenemos la misma nota? No parece muy justo...
La desaparición de las carreras de letras se veía venir. No estoy en absoluto deacuerdo pero no se puede negar que hoy en día poca salida laboral tienen la gran mayoría.
Las prácticas en empresas no son algo nuevo, por lo que sé, existen en muchas carreras. En Magisterio, tenemos tres meses de prácticas en colegios donde estamos a cargo de los críos sin que se nos pague por ello. Muy justo no me parece...
Compaginar trabajo y estudio: ahora mismo me veo obligada a hacerlo porque el MEC no considera oportuno darme beca ya que mi madre (divorciada con más hijos a cargo) supera la renta per cápita. Me saco la carrera trabaando y estudiando así que lo de los préstamos me arregla bastante la vida. Además estos no suponen que desaparezcan las becas y solo habrá que devolverlos cuando nuestra renta per cápite supere los 12.000 euros anuales (creo que era esta cifra). En el momento en que dejemos de superarla no tendremos que devolver nada hasta que mejore nuestra situación. La verdad, me parece una idea estupenda aunque sé que más de uno y de dos estará en contra.
El precio de los másteres, según tengo entendido, no será tan elevado como se ha tendido a pensar. Oscilará entre los 800 y los 2.000 euros (un año 800, dos años 2.000... Equivalente a lo que cuesta la matrícula en una niversidad pública ahora mismo).
Siento haberme alargado tanto pero quería dejar mi opinión.
Un saludo.

Xavi dijo...

Gracias Luchida por tu comentario, que enriquece y amplía el artículo. Efectivamente no se puede pecar de maniqueísmo en estos asuntos y decir que todo el plan Bolonia y la reforma que conlleva en nuestro país es negativa. A unos le hará más gracia que a otros.
Sin embargo creo que hay dos puntos de fondo muy muy criticables.
El primero es el concepto exclusivamente utilitarista que este plan tiene del conocimiento, del saber. Se presupone que uno estudia sólo para trabajar. Esta concepción empobrece al conocimiento y así se empobrece a la persona. Es cierto que en un mundo en el que la única manera de ganarnos el sustento es a través del trabajo y donde el trabajo es un "bien escaso" habrá mucha gente que estudie para trabajar de aquello que ha estudiado y le gusta, pero la formación en sentido amplio incluye también el aprender a pensar, en aumentar nuestra capacidad de crítica, en ampliar nuestras visiones de las cosas, en aumentar nuestra sensibilidad artística, en disfrutar con la búsqueda de la verdad por sí misma, aunque la verdad sólo sea un camino com múltiples ramificaciones, en conocer otras culturas y otras formas de pensar ... Esto es lo que hace más interesante la vida y más esperanzadora la convivencia. Estudiar sólo para trabajar nos convierte en piezas de un enorme mecano que sólo pueden ver la pieza que tiene uno arriba y la que tiene abajo. Seguro que en el siglo XII, cuando se fundó la Universidad de Bolonia no era ésta la concepción que se tenía del saber.
El segundo punto criticable es la poca participación de los primeros afectados, los estudiantes, en el diseño y desarrollo del plan. Es de justicia que tengan más voz y voto en la construcción de su futuro, y con más razón si va a aumentar su porcentaje de financiación en los estudios que realicen. Si al final van a acabar pagando el 60% de lo que cuesta sus estudios, como he leído en algún lugar, ¿no es lógico que al menos tengan un 60% de representación en los órganos de decisión?
No sé, pero creo que es peligroso también abrir la puerta de la financiación a las empresas. Asistí como observador a un Master de Comunicación Científica en Barcelona, cofinanciado por una farmacéutica, y pude ver cómo se intentaba vender a los alumnos la bondad de un nuevo medicamento contra el SIDA. Afortunadamente en otra sesión un científico de un Hospital desmintió esta información. Los alumnos estaban indignados. Cosas así podrían pasar si se traspasa la responsabilidad de una enseñanza pública a la esfera privada, camino que parece también tomar esta reforma.
Bueno, también yo me he alargado más de lo que quería. En cualquier caso vuelvo a agradecerte tu lúcida intervención.

Luchida dijo...

Tienes toda la razón en eso de que no sólo hay que estudiar para obtener un trabajo. En mi caso, el próximo curso quiero hacer (si me es posible) Teoría de la Literatura y Literatura Comaprada, que por lo que tengo entendido, poca salida laboral tiene pero resulta que es lo que me gusta. Me encanta leer, opinar, reflexionar, aprender, en definitiva. Y lo mío, son las letras... "Poco futuro tienes" me dice la gente, pero les digo lo mismo que tú decías, "estudio porque me gusta lo que hago, porque necesito conocer, porque necesito estar en contacto con la cultura y porque me niego a formar parte de un rebaño de ovejas que se deja influir de manera asombrosa por programas televisivos como Gran Hermano". Así que, elijo estudiar una carrera sin mucha salida profesional pero que me permitirá estar a gusto conmigo misma, estudiando algo que me interesa y que me permite desconectar por unos momentos del mundo en que vivimos.
Respecto a la participación de los estudiantes tienes toda la razón. Deberían habernos informado antes y con más detalles porque sigue siendo ahora y ni siquiera se sabe lo que va a pasar... Como te he dicho antes, quiero matricularme el próximo curso en Teoría de la Literatura pero según me dijeron en la Universidad de Extremadura, aún no se sabe si va a desaparecer, a convertirse en un máster o va a quedar como está. (Si por casualidad sabes qué pasará con los segundos ciclos para el próximo curso, te agradecería que me lo dijeras).
He vuelto a alargarme demasiado... ¡Qué le vamos a hacer!

Xavi dijo...

Me alegro de que estudies lo que realmente te guste. La vida da muchas vueltas y tampoco es una garantía el que uno encuentre un trabajo de lo que ha estudiado.
Yo primero estudié Físicas (el que vale para ciencias y el que no a letras, se decía entonces)y acabé trabajando de informático. Luego ya con más calma, sin la urgencia de encontrar un trabajo, estudié Filosofía y allí realmente lo pasé bien. Lo recuerdo como una de las mejores épocas de mi vida. Ahora he dejado la informática y me voy a tomar la vida con más filosofía ...
Respecto lo de los segundos ciclos, creo que hasta el 2010 como mínimo durarán, pero de todas formas la universidad que elijas te ha de informar de todo. Si no lo saben ni ellos, mal vamos.
Suerte y ánimos !