viernes, 26 de febrero de 2010
La difícil escolarización de los niños Akha
Athu me acompaña a visitar uno de los centros de alojamiento de niños que su ONG gestiona cerca de la frontera con Myanmar. Sólo en los últimos años los niños Akha están escolarizándose en Tailandia. El problema es que existen remotos poblados donde faltan escuelas y donde el acceso a la más cercana es muy complicado. La única posibilidad de estudiar que tienen estos niños consiste en vivir en uno de estos centros que están junto a una escuela pública. Las monitoras me explican que en este centro hay además niños huérfanos que viven allí todo el año, incluso en vacaciones.
Coincido durante la visita con una mujer, ya abuela, que me cuenta la odisea que está pasando con sus nietos. Su hija y yerno se separaron con dos criaturas pequeñas de las que no podían hacerse cargo. Una institución cristiana que gestiona otros centros acogió a los niños. Un tiempo después su hija se reconcilió con su marido, se recuperaron económicamente y reclamaron de nuevo la custodia de los niños. El centro se niega a devolvérselos con el pretexto de que no han pagado ninguna mensualidad y por lo tanto deben un montón de dinero. Hasta que no paguen la manutención completa no piensan devolver a sus hijos con sus padres.
Experiencias parecidas con otras organizaciones cristianas son muy comunes entre los Akha. Catherine, una realizadora americana que ha venido a apoyar la labor de Athu y su ONG, me enseñó un video que espero enlazar desde este blog más adelante, en el que se ven a un montón de niños Akha cantando canciones cristianas en inglés en estado de éxtasis a las cinco de la mañana. Según ella, no pudo conocer a ningún padre de los niños, por lo que tiene muchos motivos para sospechar que una mayoría de ellos han sido simplemente arrebatados de sus familias mediante el chantaje de la escolarización. Estas organizaciones vienen cargadas de dinero, construyen iglesias de lujo y escuelas privadas donde adoctrinan a los niños en la educación cristiana. La pregunta que ella se hace es por qué, si parece que el dinero no es problema, no construyen escuelas cerca de los poblados en vez de en lugares tan distantes. ¿No será que así tienen el control absoluto sobre los niños? Ante tales experiencias los Akha más críticos han desarrollado un odio justificado ante los misioneros, como prueba el cartel de la fotografía “Missionaries suck!”, “Misioneros, que os den por …”.
Durante la visita los niños nos contagian su alegría, sus ganas de vivir y reír. Nos cogen de las manos y nos llevan a enseñarnos el centro, incluido un paseo por unos campos de cultivo donde aprenden algo de jardinería. Pero no puedo parar de pensar que este centro quizás tenga que cerrar el próximo curso escolar, en mayo, si antes no se encuentra financiación. Una ONG suiza que llevaba trece años financiándolo, ha decidido acabar su colaboración porque desea concentrar sus esfuerzos en Laos, donde parece ser que la problemática de los Akha se ve agravada con una pobreza extrema común a las zonas rurales del país.
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1 comentario:
Esto no lo sabía pero me lo imaginaba. Qué triste eso que cuentas de que hagan las escuelas lejos de los poblados para así llevarse a los críos y separarlos de sus familias. Para ayudar así casi que mejor no ayuden. ¿O es que realmente no quieren ayudar?
Un abrazo en la lejanía :)
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